Toro, un vino con una larga (y fascinante) historia
12/05/2020En medio de Castilla y Leon, una tierra de campos de trigo, castillos feudales e Iglesias Románicas, Toro es una ciudad histórica fascinante. Su localización estratégica hizo que fuera un lugar de conflictos durante toda la Edad Media, así como Corte de Reyes y capital de la provincia en el siglo XIX. Dice la leyenda que la Torre del Reloj de Toro, fue construida con un mortero realizado con cemento, arena y vino local. Aparentemente, había tantas existencias de Tinta de Toro que era inútil bajar toda la cuesta abajo hasta la orilla del Río Duero para recoger agua y humedecer la pasta, así que los lugareños decidieron utilizar el vino para ello.
Muchas regiones con una larga historia vinícola poseen sus propias historias audaces sobre la importancia del vino para la cultura local, pero pocas tienen el registro histórico para respaldar los mitos. El vino de Toro está ampliamente documentado ya que fue la bebida de la Familia Real Española durante siglos. También resultó ser la bebida preferida de Cristobal Colón y su tripulación en su viaje épico a las Américas en 1492, en gran parte porque el confesor de la Reina Isabel y del Rey Fernando (mecenas de Colón) nació en Toro en 1443. Como buen toresano y conocedor de su vino, muchos historiadores coinciden al afirmar que fue él quien puso el nombre de “La Pinta” a una de las 3 carabelas de Colón, haciendo referencia con ese nombre a una medida de vino utilizada en la época.
La alta concentración en los niveles de alcohol de los vinos de Toro, permitieron soportar las largas travesías con facilidad. A raíz del exitoso viaje al Nuevo Mundo, los vinos comenzaron a viajar más lejos, no solo a las Américas, sino también a los puertos comerciales del Norte de España y de los Países Bajos.
La calidad de los vinos de Toro está tan arraigada en la cultura española que recibió la DO a principios de 1933. Tras la Guerra Civil Española (1936 - 1939) los enólogos de Toro perdieron el enfoque y la DO cayó en suspenso.
El renacimiento del área comenzó durante la década de 1980, cuando siete viticultores locales solicitaron la creación de una nueva DO, que fue concedida en 1987. Poco a poco comenzaron a llegar nuevas inversiones. Había una docena de productores en el área durante el año 2000 y ahora existen más de 60. Muchos de los propietarios de estas bodegas no proceden de Toro, sino de otras partes de España (sobre todo de La Rioja y Ribera del Duero) y de otros países también, como por ejemplo, Francia que ha invertido mucho en la zona (Michel Rolland, François Lurton y LVMH han comprado viñedos y bodegas en Toro).